lunes, 21 de diciembre de 2009

¿Tu me cuidas?


El sol sigue saliendo con la radiantes de los días sublimes cuando tú y yo comenzamos en mes las mariposas. Esa fecha resplandeció cual luciérnaga en pleno astro, ha sido un momento en que nada existe más que tu claridad. Allí he visto la luz renacer en mi vida, porque tu Juan, me muestras como es el amor cuando se está, en el balcón del inocente, me enseñaste como tomar una serpiente y dormirla en mi mano. He aprendiendo a volar junto a ti, subiendo hasta el farallón incandescente como dos gaviotas enamoradas, viendo hacia todas partes desde lo alto, nos lanzamos hasta lo profundo de la mar, navegando velozmente hasta el sinfín de todos los recónditos; tumbándonos cual delfines que viajan juntos, camino a su hogar y así corrimos largos caminos, cual gacelas enamoradas transitando selvas, montañas, laderas y aun peñascos como cervatillos de la mano, abrazados sobre lugares sustanciales ensoñadores. Pero Juan ¿sabes tú cuanto te amo? Sí, creo que eres capaz de saber que el alumno termina aprendiendo más que el maestro, pero Juan también sé, que tú; mi amado Juan, sabes amar como lo hace un rey. Por eso seguiremos caminando juntos, hasta el día en que uno a uno nos marchemos al monte alto, para presentarnos al trono blanco, donde medirán nuestra capacidad de amar y pesaran nuestras obras. Más hoy Juan, mi encantado Juan, te digo, espérame un poquiito, anhelo seguir meciéndome en tus brazos, porque te amo.


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