sábado, 19 de diciembre de 2009

UN DIA TE VEO VENIR

Escucho que me llamas,
que dices mi nombre,
no se escuchar y prosigo el camino
hacia el despeñadero.
Allí los cerdos son mi compañía,
estos caen unos contra otros,
se golpean unos mueren
y los otros los consumen.
Así es,
-largo tiempo en el fango, el pantano-
más, un día te veo venir,
reconozco tu mirada,
esa que me envuelve
entre una bruma y la claridad
más elocuente que pueda expresarse,
para decirme como un padre bueno
cuanto me amas y,
cansada del sufrir,
me dejo llevar por ti.
Lucho contra el que se me subleva
queriendo botar mis ideales,
mas no puedo sola,
tú me ayudas,
tomas fuertemente mi mano
y me llevas llorando casi jalada,
exigiendo que haga lo que interesa
¡El perdòn!
Aun contra mi voluntad,
me obligas,
y tengo que sonreír a la vista de todos,
porque es así como
me haces templada y valiente
para arrebatar lo que
solo tú me ofreces,
en el tiempo que tu decidas
tu
promesa
se
cumple.

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