sábado, 19 de diciembre de 2009

TENDENCIA

Cual perro,
sus ojos cuencos se sitúan en mí,
su olfato es más instintivo que su mirar,
--pienso--
¿Por qué el perro quiere que sea yo, su dueña?
Es un sabueso, que como faldero,
me saluda muy atento moviendo la cola,
parándose en sus dos,
mmm, me hace temblar,
me asusta y, me digo;
--este animal tiene una mente peligrosa,
es un subyugado inteligente.
¿Qué es lo que quiere de mí?
--Si lo alimento y lo acaricio, me lo acerco --
Más; si su antigua dueña lo llama, él vuelve.
Entonces quedo chasqueada.
Mejor lo ignoro,
no vaya ser que,
después de acariciarlo
me muerda
y se
marche.

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