Un silencio reina en acuerdo,
atesorado en sosiego el alma,
A veces melancólico otras desigual,
mas siempre se llega al reposo.
Grisáceo es cuando no se queda,
mas cuando viene, el albur de la vida
es destino cercano al borde del amor.
Ayer la pasión habida, excedía
Yéndose de las manos el embeleso
en el instante que habló del otoño
en su vida.
Viviendo en las fauces de las
hojas que el viento hacia volar hasta
un huerto extraño, suponerse viejo,
palabras absurdas de un etéreo simular.
Ayer cuando los ilustres propósitos
eran sanar y, ensoñar con la música
del céfiro, un pergamino fructificaba,
y la quietud que el alma ejerce.
anunciaba un reformar.
Ayer fuè pasión.
Hoy nada varía. El silencio se remueve
en la placidez de su verbo
ir a su encuentro es lo más bello,
existe la misma calma atesorada
dejándose plasmar la silueta
oculta de su imagen, entonces
sigue siendo
el perfecto de mi alma.
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