lunes, 12 de abril de 2010

Muero

Tengo sed,

tu mano alcanza mi deseo

dándome a beber en la boca de tu sangre.

Sangre fluida que sobrevive a los tiempos.

Las entrañas desgarradas,

y un olor a moribundo

que hace dichosa a la nívea muerte,

mientras ebria se acerca entre sabanas

blancas cálidas y azahares.

Nacen brotes verdes de invierno,

un momento silente

esperanzador que llena la habitación

de melancolía y,

luego…luego colma de luz,

como cuando el sol se muestra al mediodía,

inaugurando otra estación.

Y sonriente entre

cascadas,

ascender

dilucidar un cielo,

un éxtasis enseñoreado

por tu gloria.

Muero,

muero por ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario